
Visión:
Somos una comunidad educativa comprometida y organizada, en constante actualización, que forma hombres y mujeres constructores de una nueva sociedad basados en la sencillez, la humildad y el amor por el Reino de Dios.
Misión:
Formar integralmente a los niños en un ambiente armónico, a través de una educación de calidad y un proceso evangelizador que los capacite para atender las necesidades de una sociedad cambiante y transformar su entorno a semejanza de la familia de Nazaret
Escuela primaria particular "TEOTLA"


Conjunto de trabajos de los grupos


Columna semanal.
Fiesta de la Candelaria
Salmo 23
"El Señor es el rey de la gloria"
Del santo Evangelio según san Lucas: 2, 22-40
Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley:
Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado
que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por
la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:
“Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; luz
que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”.
El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”.
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad.
No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que
aguardaban la liberación de Israel. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su
ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
COMPARTE
FORMAS DE VIVIR LA ESPIRITUALIDAD HOY
Nuestros Santos fundadores vivieron de una manera tan sencilla la espiritualidad, más que nunca sigue actual en estos tiempos y en esta sociedad.
-
La carta refleja desde el saludo a quien va dirigida, un gran cariño y respeto a su padre, director y fundador.
-
Silencio. Para ser hombres y mujeres de vida interior, de lengua fecunda, pensamientos críticos. Es necesario ir disminuyendo todos los distractores, que esterilizan una comunicación profunda.
-
Sencillez y Humildad. Como una autoestima alta, segura.
-
Vivencia de los dolores y gozos. Esto es ante un mundo tan golpeado por la pobreza, injusticias, aún hasta en nuestro ambiente religioso, discriminaciones, anonimatos, incoherencias.
-
Cuidado del tesoro de nuestra espiritualidad al compartirla con los laicos en el celo a apostólico que se me ha confiado hoy.
-
Vivir la vocación con transparencia, sencilla, como todo don recibido.
-
Vivir desde lo pequeño, con sencillez y humildad, con amabilidad.
-
Docilidad a la transformación del Espíritu Santo.
-
Abierta a la confianza. Con actitud humana, empática, que anteceda a la vida cristiana.
-
Advierte y reconoce que tiene limitaciones. Actitud elegante de todo ser humano, que se promueve en proceso de transformación.
-
Afecto. Manejándolo como pobreza y desprendimiento hacia el perfeccionamiento del amor.
MOCIONES
-
Sentimiento de gratitud a Dios trino por su gran amor, a la Congregación con quien vivió una presencia continua.
-
Desprendimiento evangélico, como camino de las nadas.
-
Perdonándome a mí y a los demás.
-
Acrecentando mí fe, sacrificio y oración.
-
“El seguimiento de Jesús sólo se entiende desde la Cruz” (P.Fco.)
-
PETICIÓN. El Señor me conceda mucha humildad.
